El sábado por la tarde echaron esta película en Aragón TV y la empezamos a ver en medio del sopor posterior a la comida y al final nos acabó enganchando a todos por su sencillez, plasticidad y forma de contar una historia.
Es una película francesa de 2001 y el argumento gira en torno a un oficial francés que es gravemente herido en el rostro al inicio de la Primera Guerra Mundial y su larga convalecencia que dura más de cinco años.
A lo largo de la película vamos viendo como poco a poco van, operación tras operación, intentando reconstruirle el rostro y cómo el protagonista junto con los otros camaradas heridos que hay allí (todos con graves lesiones que afectan al rostro) van, con sus ganas de vivir, intentando asumir que no son monstruos superando el rechazo que provocan tanto a sus familias como a ellos mismos.
La fotografía, a cargo de Tetsuo Nagata, es espectacular y los diálogos son breves pero con mucho significado.
Es una película algo triste aunque también te provoca alguna que otra sonrisa y sobre todo bonita de ver. Me ha recordado, en cierta forma, a otras películas europeas como El marido de la peluquera o Mediterráneo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario