jueves, 14 de mayo de 2009

Resonancia



Este relato, ficticio en su mayor parte (no voy a decir en cual... XDD), se me ocurrió el otro día mientras me realizaba una resonancia magnética.

RESONANCIA

Eran poco más de las nueve de la mañana cuando Pablo entró al Centro Radiológico.

Llevaba bastante tiempo con dolores en la espalda y su traumatólogo le mandó a efectuarse una resonancia magnética, para ver el alcance de la lesión que padecía.

Mientras esperaba a que le llamaran, estaba leyendo un libro de relatos cortos de Edgar Alan Poe. Este escritor había sido siempre uno de los grandes y, pese al estilo tan particular que le daba a sus textos el paso del tiempo, los relatos seguían teniendo fuerza y capacidad de transmitir tensión y terror al lector.

Al rato, una chica joven y muy guapa, una enfermera, le dijo que le acompañara. Le hizo pasar a un pequeño vestuario, donde le indicó que se quitara la ropa y todo aquello metálico que pudiera llevar encima.

Pablo se quedó desnudo, con una bata de esas, como las que dan en los hospitales, que te dejan todo el culo al aire. Al salir del cambiador estaba algo nervioso. Aparte de por la prueba en sí misma, también por el hecho de estar en pelotas, en un sitio desconocido por el que el continuamente estaba circulando el personal que allí trabajaba, chicas jóvenes en su mayoría.

Al poco una radióloga le hizo pasar a una sala. Le indicó que se tumbara sobre una fría superficie de un indeterminado material y, tras accionar algún tipo de mecanismo, una plancha del mismo tipo se situó sobre él, hasta quedar a excasos centímetros de su rostro. Pablo parecía una loncha de jamón en mitad de un sándwich. También le dijo que debía permanecer quieto, sin moverse para nada durante, aproximadamente, quince minutos. Oíria muchos ruidos pero que no se moviera en absoluto bajo ningún concepto y que, si tenía algún problema, la avisara ya que estaban conectados mediante un sistema de comunicación.

Pablo se quedo inmovil, nervioso, mientras la prueba daba comienzo. Los minutos iban pasando lentamente y, poco a poco, él fué perdiendo la noción del tiempo.

Transcurrido un rato empezaron a aparecer los primeros picores y calambres, imaginarios o no, que creía que le iban a obligar a moverse, anulando de esta forma el resultado de la prueba.

Los nervios fueron haciendo presa en él y eso unido a una cierta paranoia por el resultado de la prueba hicieron que su imaginación se echara a volar. Empezó a pensar muchas cosas, de todo tipo, pero al concentrarse en el verdadero motivo por el que estaba allí su mente comenzó a elucubrar las más fantásticas teorías... Se imaginó qué pasaría si, por su lesión de espalda, sus piernas se quedaran inútiles... o que le tuvieran que cortar de cintura para abajo, qué iba a hacer sin poder andar, sin poder moverse, coño, sin poder echar un polvo.

Follar... en ese momento se le vino a la cabeza la noche anterior, con Susana, su novia. Hacía muchos días que no se veían y aquella noche habían recuperado el tiempo perdido a lo grande.

En ese mismo momento su polla decidió que quería volver a tener guerra y empezó a notar cómo una erección iba tomando forma bajo la bata.

- Joder, éstate quieta, cabrona, ahora no!!!!, pensó

Pablo permaneció sin moverse, aunque se le notaba inquieto, incómodo y la radióloga que le monitorizaba le preguntó, a través del altavoz, si se encontraba bien. - Sí, sí, muy bien, gracias – contestó, mientras el bulto bajo la bata era cada vez más que evidente. Le pareció oir una risa sofocada al apagarse el micro y eso contribuyó a ponerle aún más nervioso.

Estaba pasando un mal rato, ¡joder!, y la muy borde de su polla que seguía allí, arriba, mirando al frente. Poco a poco, Pablo, se fue tranquilizando y, tras unos pocos minutos de sudores fríos, la voz de la chica le dijo que se podía levantar y salir para vestirse.

Pablo abrió la puerta de la sala y salió, dirigiéndose a los vestuarios, colorado pero intentando parecer muy digno, mientras un grupo de enfermeras se desternillaba de risa a su paso.

11 comentarios:

Ale dijo...

Sin entrar a ahondar entre la realidad y la ficción... Estuvo muy vívido y divertido el relato; a pesar de ser mujer, pude empatizar un poco con tu personaje. Saludito.

alcorze dijo...

La prueba me la hice y fastidiado de la espalda estoy un rato. La sensación que tienes cuando te haces la prueba es similar a como te puedes llegar a sentir. En mi caso estaba medio dormido porque era a las ocho de la mañana y se me ocurrió la situación mientras esperaba jejeje Siempre llevo una libretilla y voy apuntando ideas y cosas que se me ocurren o lo apunto directamente en el ordenador si estoy al lado de casa o del trabajo. El punto burdo y un tanto soez del relato me lo proporcionó lo de la bata y el estar con el culo al aire en medio de la gente ya que es así como te dejan.
Besos!

JL Gracia dijo...

Grande alcorze!!! Me da igual la realidad y la ficción. La idea genérica del relato es muy buena, al menos para mí. Mezcla la seriedad con la que se presupone hay que afrontar ciertas pruebas que dirimen el destino de la salud con las ganas de vivir o, en este caso, de fornicar. A mi particularmente me excitan esas situaciones inverosímiles, dónde la bata, las máquinas y las enfermeras se convierten en un elemento placentero como mecanismo de defensa automático del cuerpo en situaciones no-placenteras. Me gustaría una segunda parte que llevara esta idea al extremo, por ejemplo, en un entierro.

Muy bueno!

alcorze dijo...

Gracias, sibenik. Intentaremos escribir algo aunque, evidentemente, eso no es lo mío XDD

Blas Agudo dijo...

yo creo que la afición de sibenik por elevar mastil en cualquier situación es algo que deberiamos de proponer como solución al tedio de la vida y el trabajo.Por ejemplo el me contaba como departiendo con su jefa de 64 años,estaba maquinando como levantarse de la silla y girar sin que se notara nada el enorme trempamiento que asomaba por el pantalon.

JL Gracia dijo...

Yo era un hombre risueño y virgen y puro en mis pensamientos...hasta que conocí a blas agudo. El me introdujo en su mundo de la prostitución y los chaperos. Menos mal que se ha ido, al parecer con su chulo, que responde a las iniciales de sn. Actualmente acudo a terapia de grupo y lo llevo mejor.

alcorze dijo...

Cometí muchos pecados en mi juventud, e incluso sigo cometiendo algunos de vez en cuando pero no sé cual es el que me hizo cargar con la penitencia de conoceros XDDD

Blas Agudo dijo...

el pecado lo has cometido afeitándote, lujuria pura piratón...

Gabriel Bornes dijo...

Jajajajaja yo tambien me hice esa prueba, pero para revisar un posible aneurisma y la verdad es que no pensé lo mismo que el protagonista de tu historia. Pero de seguro si lo hubiese hecho me habría relajado más.

P.D. Esas bastas se les llama las "indignas" por la indignidad de andar con el culo al aire ^^

Saludos.

Sonix dijo...

Jajaja, qué diver, Alcorze, la verdad es que es una buena manera de afrontar ese tipo de situaciones asépticas en las que te tratan como a un cacho de carne. Yo nunca me he hecho una pero me imagino que es de lo más incómodo. Aún así, sí que me he sometido a otro tipo de pruebas y suele ser bastante incómodo.
Lo del entierro estaría curioso. XD

Julio Lezama dijo...

El terror de todo hombre... traer el culo al aire y mostrar la virilidad en su maxima expresión frente a un grupo de perfectos desconocidos...

jajaja... gracias Al por tan buen relato...