lunes, 10 de septiembre de 2012

Impotencia

soledad, hambre, sed, seguir caminando

El sábado me detuve en un pueblo que hay antes de llegar al nuestro para parar en una zona de juegos para los niños, y entrar en un horno artesano a comprar algo para el postre.

Cuando bajábamos de la furgoneta llegaba andando, por la carretera, un chico joven, de unos 30 años. Vestía un traje, un polo, unas deportivas y una vara para ayudarse a caminar. La chaqueta y una pequeña bolsa al hombro. Su rostro y brazos se veían muy morenos, quemados por el sol. Debía venir andando desde el pueblo anterior, a unos 12 km, e iba dirección Zaragoza.

Era un vagabundo de los que ves en ocasiones en la carretera. Algo realmente duro por el tráfico, el asfalto y el caminar todo el rato bajo el sol, y más en esta época del año.

Mientras mis hijos se entretenían en un pequeño parque infantil, él se refrescó y bebió agua en la fuente. Acto seguido se tumbó en un banso y se le veía agotado. Nosotros entramos a la pastelería y le compré comida para él que me pusieron en una bolsa aparte.

Cuando salimos estaba sollozando, tumbado en el banco y tanto mi mujer como yo y mi hijo mayor que ya se da cuenta  nos sentimos fatal. Cuando se calmó un poco me acerqué a él y le dije: "Hey, toma compañero" y le dí la bolsa con la comida. El chico se levantó, me miró y me dijo: "Muchas gracias, señor, es usted muy generoso".

Su voz, su tono educado y su agradecimiento sincero me hicieron sentirme aún peor. Impotente de no poder hacer mucho más. Es una auténtica mierda y estafa el que haya tanta gente pasándolo muy mal y llegando a situaciones límite. Creo que "la gente" no nos merecemos esto y estamos pagando las culpas de otros que, encima, se van de rositas. Por muy estable que puede parecer nuestra vida, nunca sabemos qué golpe del destino nos puede llevar a estar en una situación como esa..

¡Feliz semana!

16 comentarios:

CreatiBea dijo...

Afortunadamente se encontró en su camino una familia generosa como vosotros...

A mi también me pueden todas estas cosas...
y también me siento impotente, mucho, pero cada vez que ayudo a alguien me siento bien pensando que mejor es hacer algo que nada, y que si todo el mundo hiciese algo, aunque sea poco, la gente no sufriría tanto.

Luis Bermer dijo...

Verás como, al final, la guillotina vuelve a ponerse de moda...

Al tiempo.

Unknown dijo...

Pues es verdad que es una mierda! Lo peor es que este tipo de cosas nos preocupan a pocos, y que pocos no podemos hacer frente a tantos... Ojalá todo el mundo actuara como tú, ojalá todos compartieramos un pokito de lo nuestro para que otros tengan un momento de felicidad, aunque me deprime pensar que los que más compartimos no somos los que más tenemos, y eso me irrita. Me cabrea muchisimo el agocentrismo del mundo, que hay gente que no ve más allá de su hombligo... Así que sí, es todo una mierda! Lo peor es que cada vez hay más personas en esta situación, y los que pueden hacer algo realmente útil, ni quieren, ni tan siquiera se lo plantean... Felicidades por ser como eres! Y Felicidades por el gesto tan bonito que le has enseñado a tu hijo! :-)

Aran dijo...

Aunque a ti te pareciera poco, para él seguro que significó mucho, y no solo por la comida...
Yo hubiese acabado llorando también, aunque no delante de él.
Un saludo,

Yoli dijo...

Increíble, ojalá más gente actuara como vosotros y lo más importante comoya te han dicho es el ejemplo que has dado a los peques.bs

Monidala dijo...

Qué injusto es este mundo de mierda!!!! Está claro que como no nos solidaricemos entre nosotros, se va todo a la mierda...

alcorze dijo...

A mí me da mucho coraje e impotencia, y porqué no decirlo, cierto temor de verme así. Ya que creo que, hoy por hoy, nos puede pasar a cuaquiera. Lo de este chico me dió mucha pena porque se le veía agotado.

Si cada uno intentamos hacerlo bien en el día a día supongo que es un primer paso para arreglar las cosas y, por supuesto, para darle un modelo de conducta a nuestros hijos.

Meg dijo...

Sin palabras...de verdad :-(

sonia dijo...

Triste realidad, pero al menos hay personas como tú dispuestas a echar una mano. Ojalá hubiese más gente así.
La que casi termina llorando también después de leer este post soy yo.

Besotes

♥ Ana ♥ dijo...

Y la impotencia de no poder hacer más. Y de seguir callados porque no pasa nada, no hay revolución, parece que hasta que no nos metan a todos un palo por el culo no nos vamos a revolver. Un asco amigo.

Besos

lughnasad dijo...

De esta crisis estamos viendo solo la punta del iceberg. Lo peor no está pasando ahora, ni pasará dentro de unos meses. Lo peor está por venir. Sinceramente creo que las cosas no volverán a estar como antes en mucho tiempo. No recuperaremos nuestros derechos cuando pase la crisis, ni mejorará la sanidad, ni vuestros hijos tendrán una mejor educación. Eso ya lo perdimos.
También estamos perdiendo a una generación de jóvenes como ese del que hablas, derrotado, sin ganas de luchar. Hemos perdido mucho más de lo que pensamos, sin emabargo, también tengo la esperanza de que esto puede ser el comienzo de algo nuevo, veremos.

Por cierto, Grande Alcorze.

lughnasad dijo...

El comentario era anterior era un poco general. Concretando en este chico, a mi también se me rompe el corazón viendo a la gente pidiendo en los supermercados. Soy de lo que pertenezco a muchas ONGs, pero que jamás da dinero en metálico a nadie (excepto que está haciendo algo en la calle: malabares, tocar...), ya sé que puede sonar estúpido, pero YO pongo mis normas, ¿no?
Sin embargo a la gente que pide comida, soy incapaz de negarme y siempre que lo hago tengo esa lucha interna entre el "creo que lo estoy haciendo bien" y el "vaya mierda de mundo". Es una sensación agriamarga.
Saludos

alcorze dijo...

A ver si es verdad Lug, y de aquí salen más cosas buenas que malas. Yo tampoco soy de dar dinero.

Maria dijo...

Tan importante como dar algo, es la manera de la que lo das. Y la tuya estuvo bien.

En el último párrafo dices tanto en tan poco trozo...

un abrazo

alcorze dijo...

Gracias, María. Yo creo que todos podemos hacer un poquito por los demás.

Un abrazo

Unknown dijo...

Triste situación que me recuerda una experiencia similar que viví hace unos años.

Yo tampoco soy de dar dinero, salvo muy contadas excepciones. Es un asco tener que sospechar hasta de tu sombra, pero nunca sabes para qué pueden utilizar ese dinero; hay muchas mafias que se aprovechan de los sin techo, y también puede que estés fomentado una adicción sin saberlo. Sin embargo, jamás me negaría a dar comida, no es ya que crea que debo actuar así, es que en mi opinión cualquiera que se considere humano tendría que hacerlo.

Que actuases de esa manera dice mucho de ti, alcorce. Créeme, la mayoría de la gente se hubiera apartado discretamente para no sentir remordimientos.