- Libros 11 al 20
- Libros 21 al 30
- Libros 31 al 40
- 41 - Ready Player One - Ernest Cline
- 42 - Mañana 2 - En tierra de tinieblas - John Marsden
- 43 - Nocturnos - Kazuo Ishiguro
- 44 - El viento por la cerradura - Stephen King
- 45 - Tom Z Stone - J.E. Alamo
- 46 - Día de perros - David Jasso
- 47 - Los reyes de lo cool - Don Winslow
- 48 - Bajo el eucalipto - David Gómez Hidalgo
- 49 - Siete cruces - Roberto García Cela
Seis personas recobran el sentido en un lugar que no conocen, confusos y maniatados. Su secuestrador, un niño de seis años acompañado de una mujer asiática, desgrana poco a poco su pasado, mostrando las peculiaridades de cada uno y el extraordinario nexo común que les ha llevado allí, hasta alcanzar el final que motiva su reunión.
En una historia donde lo importante es la reacción de cada personaje al poder excepcional que desarrolla, el narrador presenta un relato de relatos donde siete personas normales dejaron de serlo sin previo aviso y lucharon por integrar sus cualidades sobrehumanas en la cotidianidad de su existencia.
En una historia donde lo importante es la reacción de cada personaje al poder excepcional que desarrolla, el narrador presenta un relato de relatos donde siete personas normales dejaron de serlo sin previo aviso y lucharon por integrar sus cualidades sobrehumanas en la cotidianidad de su existencia.
Quiero, en primer lugar, agradecer al autor, Roberto García Cela, el hecho de que se pusiera en contacto conmigo y me ofreciera leer su novela. Creo que hay que dar una oportunidad a los autores noveles, ya que leyendo sus libros siempre se descubren cosas sorprendetntes.
Oscuridad, Seis personas sin nombre, erquidas y atadas sobre siete cruces en aspa que forman un círculo. De repente se enciende la luz, una sala. Una cruz vacía. Un niño de unos siete años que aparece por la puerta y les da la bienvenida acompañado de una mujer asiática de unos veinticinco años.Las ocho persons tienen sus propios oscuros secretos. Están todos más o menos locos y no tienen una relación aparente entre sí, al margen de que todos ellos poseen superpoderes. El niño comenzará a hablar, narrando un sórdido relato sobre cada uno de ellos. la frustración mutada a superpoder
Tras este potente inicio que recuerda a películas como The Cube o Saw entramos de lleno en la novela. Siete cruces es, en realidad, un libro de relatos. Ocho relatos diferentes unidos por una historia central..
Siete cruces es una novela interesante. Es inquietante y perturbadora en ocasiones, y está bien escrita, aunque realice un uso un tanto desconcertante de los tiempos verbales en ocasiones. Me ha parecido una buena historia, pero había momentos en los que me perdía.
Es un libro de relatos engarzados mediante una narración central. Toda la parte de los relatos me ha parecido francamente buena, pero los capítulos de transición entre ellos, en los que nos explican el porqué de la situación planteada no me ha parecido que esté bien trenzada.
Esta sería la parte del debe, ya que creo que tiene algunas lagunas en la narración. Es de esas ocasiones en las que parece que el escritor da por sentado que el lector sabe algo cuando, en realidad, no es así, ya que esa parte no le ha sido contada.
En cualquier caso he disfrutado con la lectura de esta historia. Me parece admirable y muy interesante la arriesgada apuesta que ha efectuado Roberto García. Pese a que me ha dejado un cierto sabor agridulce me quedo con ganas de leer más a este autor.
5 comentarios:
Yo no la acabé. No me convenció y veo que coincidimos en muchos puntos, sobre todo en el interesante inicio.
Saludos.
Muchas gracias por tu lectura y por tu reseña. Me apunto los "debe" para la siguiente y te agradezco sinceramente haberle hecho un hueco a mi primera novela. Un abrazo. Roberto.
Buenísima pinta...a pesar de la parte agridulce...un abrazo desde el tercer aniversario de Indien12.
A mí en el balance final me ha gustado, David.
Gracias a tí, Roberto, por darme la oportunidad de leerte.
Víctor, ya contarás, Un abrazo y enhorabuena ;)
Acabo de terminar la novela.
Reconozco que si me hubiesen dicho que leería una novela en la que salen una serie de personajes con super poderes y que además es una autoedición, habría contestado sin dudar que depende de cuánto me hubiesen pagado. No soy un lector fácil. Si no me engancho en las primeras cinco páginas no sigo perdiendo mi tiempo. Hay muchas cosas buenas por leer.
Una vez más, constato que la necedad de los prejuicios nos ciegan y nos hacen pasar de largo ante múltiples oportunidades.
He disfrutado con cada una de las páginas de “Siete cruces”. Cada uno de los relatos tiene una entidad narrativa propia y autónoma y se construyen entre sí, deviniendo un bestiario fantástico, un catálogo detalladísimo de las miserias humanas en sus vertientes más sórdidas. Roberto García tiene la rara habilidad de bucear en las mentes de sus personajes para hacerles un fascinante retrato hiperrealista, y mostrárnoslo como una galería de espejos que nos enseñan sin tapujos todos nuestros miedos, todas nuestras horrorosas posibilidades de evolución.
Cada relato es una joya en sí mismo, que adquiere más valor cuando se engarzan juntas. Podemos sufrir con los personajes percibiendo cada olor, cada sentimiento, cada vergüenza, como si los sufriésemos en nuestro propio pellejo. Podemos empatizar con el ser más abyecto porque a pesar de sus poderes ―dato anecdótico―, es más fuerte su debilidad. Hasta el final no sabemos cuál es el verdadero vínculo entre los personajes. No nos importa, mientras avanzamos en la lectura sabemos que sólo tendrá importancia como excusa formal para dar coherencia al texto como unidad.
Como debe ser en cualquier texto dramático, tiene un contrapunto humorístico que le da sabor, como la pizca de sal que los grandes chefs incluyen en sus postres dulces.
La novela “Siete cruces” hubiera merecido ser editada por quien hubiese podido asegurar una amplia difusión. Es de lamentar que el panorama editorial de nuestro país esté conformado como una isla con lindes infranqueables, que se retroalimenta constantemente de su cadena producción-promoción. Pero esto no es nada nuevo. Desde hace mucho tiempo, el arte y el mercado son caminos que no siempre se cruzan.
Me siento obligado a agradecer a Roberto García el haber escrito esta novela con la que he pasado unos ratos estupendos, y quedo a la espera de sus próximos escritos.
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