Parecidos razonables

En los programas de televisión siempre ha habido alguna sección llamada de esta forma. En la que te sacan el parecido entre personas conocidas o no, por ejemplo Zapatero es clavado a Mr.Bean, esto es así y no tiene vuelta de hoja.

Siempre he oído decir que todos tenemos un doble, o sosias, danzando por el mundo y al que probablemente nunca lleguemos a ver o conocer pero que está ahí.

Creo que esto es cierto y que incluso no sólo hay uno sino que hay más. Cuando estuve viviendo en Barcelona y paseaba por Castelldefels, o el Prat, o BCN que era por donde me movía me parecía ver a gente que me sonaba de Zaragoza. No sólo gente que conoces, que también en algún caso, sino, sobre todo, gente que te suena de cruzártela por la calle todos los días, o porque es el dependiente de la frutería del barrio, o la chica de la farmacia, o un compañero del instituto o del curro.

Siempre me ha gustado mucho andar y pasear y, al igual que en ocasiones paseo sin rumbo y sin fijarme en las cosas, sino más bien como algo albardado y perdido en mis cosas otras veces me gusta ir mirando las cosas, fijarme en detalles de los edificios, en las personas. En estas ocassiones es cuando me encontraba con estos "parecidos razonables".

El caso es que, tras tres años allá, al volver a Zaragoza ya no me pasaba... salvo que, al cabo del tiempo, me empezó a pasar pero al revés, es decir que veo en Zaragoza a gente que conocí en Cataluña, sobre todo compas del curro. Estos días de verano me ha pasado con más frecuencia, supongo que como estamos menos gente en la ciudad se nos ve a todos un poco más.

Pues esta es mi irreflexión de hoy.