martes, 1 de abril de 2014

Fuera de lugar


Días confusos, de mucho follón, de reubicación y acostumbrarme, son los que estoy pasando. El que a uno le trasladen el centro de trabajo del centro a un barrio periférico de la ciudad cambia nuestros hábitos de muchos años.

Hay una gran diferencia entre tardar ocho minutos en llegar al trabajo o a tu casa caminando, como me pasaba antes; a tardar ahora cuarenta minutos andando,  o a tener que coger transporte público o mi coche. Realmente pierdo casi una hora al día de la que antes disfrutaba, por no hablar de que ando todavía un tanto perdido en un barrio por el que no solía pasar nunca.

Me fastidia perder el centro de la ciudad, con su Casa del Libro, la Fnac, la Librería GeneraL todo el bullicio y proximidad del Paseo de la Independencia de Zaragoza. Dejar de ver a  la gente con la que me cruzaba todos los días al ir o volver al trabajo, con la que, sin conocer ni siquiera su nombre, estableces una cierta afinidad. O el poder hacer cualquier recado en un momento en el rato del almuerzo.

En fin, el cambio es, en el fondo, para mejor, ya que nos da a todos aún mayor estabilidad laboral, pero no puedo dejar de sentir que he perdido algo.

¡Feliz semana!

7 comentarios:

Yoli dijo...

què te voy a contar...ya sabes...a hacer limonada conmigo...bs

CreatiBea dijo...

Te entiendo, pero ya verás como al final te acabas acostumbrando, y seguro que sus cosas buenas también tendrá ese cambio. Ánimo!!!

David Gómez Hidalgo dijo...

Lo más curioso de lo que comentas son esos anónimos con los que te vas cruzando cada día cas ide forma calculada que dejarás de ver, pero encontrarás otros, aunque ya no serán 8 minutos.
Ánimo. Todo sea por tener un trabajo estable y poder luego disfrutar de los descansos.

sonia dijo...

Bueno, la verdad es que es una faena eso de que te tengas que trasladar donde Cristo perdió las alpargatas, pero míralo por el lado positivo, el cambio es a mejor en el fondo como dices.
A mi me ha pasado justo lo contrario que a ti. Antes trabajaba en Mordor a hacer puñetas de Zaragoza y ahora he encontrado trabajo en el centro de la ciudad.
Ánimo maño!!! Besos

alcorze dijo...

Sí que es una cosa que he pensado, David, lo de los desconocidos habituales. En cuanto al cambio no solamente es de centro, hay más cosas que no terminan de convencerme, pero bueno.

Y Sonia, no es donde cristo perdió las alpargatas, en realidad es un buen barrio y con un montón de servicios y un pedazo de centro comercial llamado Bighouse, pero, para mí, que soy un tipo de costumbres, me ha fastidiado ya que antes vivía de puta madre.

Meg dijo...

Ánimo con ese cambio, yo ahora tengo turnos en los que echo más tiempo en tren que en el trabajo en sí, pero bueno, mejor eso que otras opciones peores :-) Un beso!

Aran dijo...

Mucho ánimo! Es un cambio duro, y compensa la estabilidad laboral. Lo mejor que puedes hacer es coger transporte público y leer:)