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qué peligro tienen estos dos
Sakamura, Corrales y los muertos rientes se trata de una divertida novela, una ácida sátira de la realidad española, escrita por Pablo Tusset.
La novela comienza con la aparición de tres extranjeros muertos en pocos días en Calabella, una localidad de la Costa Brava. Los cadáveres presentan la particularidad de que estaban riéndose en el momento de su muerte.
La Generalitat de Cataluña, que está realizando en secreto el Experimento Catalonia, tiene que ver con estos sucesos ya que los fallecidos formaban parte del proyecto. Pronto el resto de poderes del Estado, como el Presidente del Gobierno y el Lehendakari vasco mostrarán su interés por este asunto.
El Reconector, ha sido la máquina usada en el experimento. Sirve para modificar las neuronas de la gente y que sólo hablen, piensen y entiendan otro idioma, ya sea el catalán, el euskera, o el que sea.
Dicha máquina va a despertar el interés de Los Innombrables, un grupo soberanista vasco al que nombran así por no decir su verdadero nombre: Iraultzaren Komando Euskaldun Abertzaleak (IKEA). A diferencia de otros grupos radicales, consiguen darle al gobierno toda clase de problemas sin llegar a atentar jamás contra la integridad física de las personas.
El inspector Sakamura, un japonés, maestro Zen, que trabaja para la INTERPOL, y el cabo Corrales de la guardia civil (que es un típico picoleto de los más chuscos) son puestos al frente de la investigación. Junto con la Agente 69, una mujer despampanante que trabaja en secreto para el President de Catalunya, se verán embarcados en una insólita sucesión de acontecimientos.
Sakamura, Corrales y los muertos rientes se trata de una novela ambientada en la actualidad y publicada en 2009, por tanto con personajes y situaciones muy actuales y fácilmente reconocibles, parodiando la realidad de este país llamado España. Es divertida y sin mucho sentido. llena de detalles como por ejemplo que cuando habla un "español" dice Madriz y si es catalán dice Madrit.
El autor, Pablo Tusset, se burla de todos los tópicos ibéricos y sacude leña por igual a madrileños, vascos, catalanes, aragoneses, etc. Especialmente a la clase política, tanto independentistas como españolistas, o de derechas y de izquierdas. Personalmente hubiera preferido un poco más de argumento entre tanto tópico.
Lo mejor de la novela es que es corta y directa, porque, pese a que es entretenida, su ritmo y la cantidad de topicazos y "tontás" sin sentido que tiene hacen que su lectura pueda ser un tanto cargante en algún momento. A mí me ha provocado sensaciones contradictorias, ya que, en realidad, toda la novela es un inmensa colección de chistes con un leve hilo argumental que los une. Ha habido cosas que no me han gustado, pero también ha habido momentos en que me ha provocado más de una carcajada.
A los que les gustó la Guía del autoestopista galáctico de Douglas Adams les gustará esta novela ya que ambas utilizan el absurdo por igual.
En resumen se trata de una buena novela que, pese a que tiene algunos altibajos, es francamente divertida. especialmente en su último tercio donde recupera más la trama argumental.
Estos fragmentos resumen bastante mejor que yo de qué va la novela y cómo está escrita:
"-Pues vaya usté con cuidao con las flores porque en el Japón serán cosa de machos, pero en España namás les gustan a los raritos... Y no se crea, que aquí donde me ve yo también soy un tío sensible, ¿sabe usté? ... Lo que pasa es que yo manifiesto mi sensibilidá diciéndoles osas bonitas a las mujeres, que ése sí que es un arte fino a la par que viril y español. Se trata de usar de la metáfora y el doble sentido, que son mayormente las herramientas del poeta... Por ejemplo, ve usté esos dos chochos que vienen de frente..."
"-Tú fíate de los vascos... ¿No ves que son los que más rabia nos tienen, porque siempre nos dan más estrellas Michelin que a ellos? Éstos son capaces de irse a Madrit con el Reconector y dejarlo caer a la puerta de un Ministerio sólo para tocarnos els collons."
"-Anda, diles tú algo, que eres el Presidente en funciones -le dijo a Berto, que había asistido a la escena sin intervenir.
-¿Presidente en funciones? -preguntó Vicentet, que como era del PEPE valenciano estaba deseando encontrar evidencias de desgobierno para correr a decírselo a Fernández Plancha.
-Sí, eh..., estaba a punto de convocarlos a todos ustedes para darles noticias sobre lo ocurrido al Presidente - mintió Berto con gran talante socialista-. Pero veo que ya han tenido noticias, no sé exactamente por qué conducto...
-Por el gord..., por Satrústegui dijo Nicolás, que aunque también era socialista, era maño y le costaba más mentir con naturalidad, incluso callarse por si acaso."
"El comisario FréreJacques, con su lista de seis ciudadanos extranjeros en peligro inminente de muerte, trataba de comunicarse con las autoridades' españolas. Asistido de un traductor, primero llamó a la Secretaría de Presidencia, donde le dijeron que el señor Presidente estaba de viaje oficial en Laponia y que debía dirigirse al Ministro del Interior. En el Ministerio del Interior le comunicaron que el señor Ministro se hallaba reunido con la Reina, pero ya que se trataba de un asunto policial le sugirieron comunicarse con la Jefatura Superior de Policía. Allí le informaron de que las competencias en materia de investigación criminal en Cataluña estaban transferidas a cierta institución llamada «Gobierno Autonómico». En la Generalitat le dijeron directamente en francés que, tratándose de ciudadanos extranjeros, las competencias las conservaba cierta otra institución llamada «Gobierno Central», pero que, siendo un caso de investigación policial, le aconsejaban ponerse en contacto con la Interpol en Lyon, France, y, muy amablemente, le facilitaron su propio número de teléfono junto con la recomendación de que preguntara por el comisario FréreJacques.
Llegados a esta primera vuelta al círculo, el comisario comprendió que se las había con españoles, gente sin duda simpática pero un tanto desordenada, así que decidió salir de la brigada a tomarse otro café au lait para hacer acopio de paciencia."
3 comentarios:
A mi ya me produjo esas sensaciones "Lo mejor que le puede suceder a un croisant" y por eso no me lancé con esta.
Y leyendo lo que cuentas, creo que nunca la leeré.
Saludos.
No tiene mala pinta, al menos en lo que se refiere a la guasa. En este país tenemos un grave problema de falta de humor. Lo único que nos gusta es que se hable bien de nosotros, pero no aceptamos las críticas o los chascarrillos cuando nos toca de cerca.
Personalmente paso mucho de los nazionalismos (sí, con z), sean de donde sean, y me alegra ver que alguien puede bromear sobre las jodidas nazionalidades (las que sean, ojo) sin que se derrumbe el mundo.
Lo cierto bolzano es que es una novela que aunque me ha hecho reir en algún momento me ha parecido una tomadura de pelo al lector.
Juan, risas alguna que otra se puede echar. Esa parte de la crítica es lo mejor.
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