1 - Zombies - Antología de relatos de varios autores realizada por John Joseph Adams
2 - Roma eterna - Robert Silverberg
3 - El fin del mundo y un despiadado pais de las maravillas - Haruki Murakami
4 - Apocalipsis Z Los dias oscuros - Manel Loureiro
5 - El mundo sumergido - J.G.Ballard
6 - El guardian entre el centeno - J.D.Salinger
7 - Sputnik, mi amor - Haruki Murakami
Este mes casi no he podido, por unas causas u otras, sacar tiempo para leer. Esto me ha hecho decidirme por un, para mí, valor seguro como es Murakami. En este caso la novela elegida ha sido Sputnik, mi amor. Una novela corta del año 1999.
He ido tomando, como hago siempre, diversas notas (desordenadas) sobre el libro y ahora voy a intentar darles forma y orden en esta entrada, algo que siempre me cuesta mucho. Espero no entrar en contradicciones y no enrollarme mucho pero tampoco puedo limitar los post a decir si un libro me ha gustado mucho o poco.
En "Sputnik, mi amor" vamos a conocer los recuerdos de " " (no se menciona el nombre) sobre Sumire, una antigua compañera de la facultad y amiga de la que es su confidente. Sumire es una chica excéntrica y con mucho magnetismo y también es el amor platónico de " ". Ella, por el contrario, está enamorada de Myu una mujer casada, diecisiete años mayor que ella y su jefa para más señas.
Pese a lo que pueda parecer no es una historia sobre lesbianas ni de temática homosexual. Es una historia de las de Murakami, sobre personas, sueños, pensamientos, pérdidas y búsquedas de identidad.
Desconozco si Murakami pasó, por estas fechas, por alguna crisis existencial y/o en su faceta de escritor y si quiso trasladarla a esta novela pero, en algunos momentos, da esa impresión. No es el primer autor que, con el paso de los años, recurre a personajes que son o quieren ser escritores. Tal vez sea algo recurrente al gremio de los disparaletras.
Me parece, por ciertos párrafos, que se trata de una declaración de principios de Murakami. Tal vez un situarse a sí mismo respecto al mundo que le rodea en un momento dado de su vida. De todas las novelas que he leído de él es la que más se aleja de ese enfoque surrealista que él da a las relaciones entre las personas y a la percepción que tenemos e nosotros mismos. En esta ocasión es un libro plagado, sobre todo, de preguntas hechas a sí mismos por los protagonistas y de reflexiones sobre aquellas cosas que dejamos atrás en la vida y perdemos y el vacío que dejan en nosotros.
Siguen presentescomo señas de identidad en su obra: las citas a otros autores (como Kerouac), la música clásica, el cine de Jean-Luc Godard, planchar o lavar la ropa, los sueños, los gatos o los pozos y las corrientes de agua. Esos pequeños detalles que aparecen siempre en sus novelas es una de las cosas que más me gusta de él. Me recuerda a los guiños que realiza Stephen King a sus "Constant Readers" (Lectores constantes); introduciendo en sus novelas pequeñas detalles, de otros de sus libros, que puedan detectar todos aquellos que le seguimos con asiduidad.
Sputnik, mi amor es, de cualquier forma, un buen libro que cuenta una buena historia y eso, tratándose de novelas, ya es mucho decir.
Copio párrafos, unos cuantos, que tal vez expliquen mejor que yo las sensaciones que me ha provocado esta obra:
"Si de la imperfecta vida humana desaparecieran todas las cosas inútiles, la vida dejaría de ser, incluso, imperfecta."
"—Tengo la cabeza atiborrada de cosas que quiero escribir. Como un granero atestado de cualquier manera —me dijo Sumire—. Imágenes, escenas, retazos de palabras, figuras humanas... Están llenos de vida dentro de mi cabeza, lanzando destellos cegadores. Y oigo cómo gritan: «¡Escribe!». Pienso que de ahí tendría que surgir una gran historia. Tengo la impresión de que van a conducirme a algún lugar nuevo. Pero, llegado el momento, cuando me siento frente a la mesa e intento traducirlos en palabras, me doy cuenta de que se pierde algo vital. El cuarzo no cristaliza, todo queda en pedruscos. Y yo no llego a ninguna parte."
"Hace mucho que, no sé por qué razón, le conté a Sumire esta historia. No recuerdo a propósito de qué. Tal vez fuese cuando hablamos del deseo sexual. De todas formas, soy del tipo de personas que, cuando le preguntan algo directamente, suele dar una respuesta sincera.
—¿Cuál es el punto clave de esta historia? —me había preguntado Sumire.
—Pues seguramente que hay que estar alerta —contesté—. No tener ideas preconcebidas, sino aguzar el oído con una disposición honesta, amoldándote a las circunstancias, manteniendo la mente y el corazón siempre abiertos a lo que venga."
"Quizá se deba a eso, pero desde la adolescencia me he habituado a trazar una frontera invisible entre mí mismo y los demás. Empecé a tomar una distancia perpetua ante el otro, fuera quien fuese, y a mantenerla mientras estudiaba su actitud. Aprendí a no creerme todo lo que la gente dice. Mis únicas pasiones sin reservas han sido los libros y la música. Y, tal vez como lógica consecuencia de todo ello, me fui convirtiendo en una persona solitaria."
"Juzgar errores ajenos es fácil y te hace sentir bien."
"Cuando hubo leído unas cuantas páginas, se dio cuenta de que no seguía el hilo del argumento. Los ojos recorrían correctamente las líneas, pero su mente erraba por otros derroteros."
"Desde que murió mi perro, empecé a pasar mucho tiempo encerrado en mi habitación, leyendo. Y es que el mundo de los libros me parecía mucho más real que el mundo que me rodeaba. Allí se abrían paisajes que jamás había visto. Los libros y la música se convirtieron en mis mejores amigos. En la escuela también tenía algunos buenos amigos, pero jamás encontré a uno a quien pudiera hablarle con el corazón en la mano. Cada día, cuando nos veíamos, charlábamos, jugábamos al fútbol. Pero sólo eso. Cuando tenía problemas, no se los contaba a nadie. Pensaba por mi cuenta, sacaba mis propias conclusiones y actuaba solo. Pero no sentía la soledad. Creía que eso era lo normal. Que los seres humanos, al fin y al cabo, deben seguir su camino solos.
Pero cuando yo estaba en la universidad, encontré a esta amiga y empecé a opinar de un modo distinto. Comprendí que, si sólo piensas por tu cuenta las cosas durante mucho tiempo, acabas por no considerar más que tu punto de vista. Vi que al estar siempre solo sientes a veces una terrible soledad."